Comenzar un disco evocando los días más cruentos de una pandemia en su pleno apogeo y cuyo paso por el mundo solo nos traía desastrosas noticias es cuanto menos una apuesta arriesgada. Pero lejos de tildar de frívolas sus intenciones, las tímidas palabras de Fred Gibson que se cuelan entre unas lánguidas y emotivas notas de piano, solo pueden llenarnos de júbilo y euforia: son las diez de la noche de un martes 14 de Abril, y también es uno de los mejores días de nuestra vida.
Así arranca el debut de este prometedor productor y multi-instrumentalista londinense, que desde que decidiera comenzar a firmar con sello propio sus proyectos no ha hecho más que regalarnos píldoras de sensibilidad y baile. Esta vez, y decidido a abrirse en canal al mundo, nos coge de la mano para trasladarnos a un año intenso a través de una crónica que recoge momentos de soledad, nostalgia, remordimiento, y esperanza.
Que el productor más joven en ser galardonado con un BRIT haya firmado uno de los mejores discos del año no es ninguna sorpresa. Avales como trabajar bajo la mentoría de Brian Eno o contar con colaboraciones previas para Stormzy, Ed Sheeran o FKA Twigs eran pequeñas huellas que ya permitían entrever un éxito anunciado. Años después de estas primerizas y laureadas contribuciones, Fred Again.. reclama su lugar en la escena con un álbum propio y único.
«Actual Life (April 14 December 17 2020) » es el tributo a la resiliencia humana durante un año hueco plagado de vaivenes y perturbaciones donde nadie quedó indiferente. Lejos de querer disfrazar el dolor de una manera veleidosa, nos invita a mirar a la realidad vigente con desafío y a querer emerger de ella más fuertes. We gon make it through es un verso transversal que suena reiteradamente a lo largo de varios tracks del disco y que encapsula esa esencia entusiasta perseguida por el artista.
A modo de retrato generacional, encontramos expuesta en «Actual Life (April 14 December 17 2020) » una aguda amalgama de conflictos con los que vernos reconocidos. A pesar de esa naíf exaltación del espíritu humano, no abandona la objetividad cuando decide introducir valores de sensible crudeza, como la utilización de un vehemente monólogo de Sabrina Benaim sobre la depresión reconvertido en uno de los temas más álgidos del disco (Sabrina (I Am A Party)) o esa oda a la curación y la salud mental que es Lydia (Please Make It Better).
No obstante, también hay hueco para el hedonismo club y su correspondiente añoranza, como versa el ya reconocido y alabado Marea (Weve Lost Dancing); tema con el que cierra el álbum a modo de bonus track y en el que junto a la DJ y productora estadounidense The Blessed Madonna clama la reconquista de las pistas de baile.
Fred ha descubierto una fórmula de composición genuina y muy definitoria que decide explotar con reincidencia tema a tema. Un nocturno, espiritual, conmovedor y cadente sonido house que se expande a través de samples de todo tipo sacados de las más insólitas fuentes. Testimonios dispares, ensamblados con coherencia y eficacia, fluyen cómodos dentro de la evolución del disco, y una vez integrados bajo su personal toque, entran a formar parte del ideario del artista, ganando la categoría de protagonistas totales del LP y bautizando cada pista de éste.
Pese a tratarse de un álbum muy intimista y en ocasiones privado, ese apoyo casi pleno en voces externas es quizás lo que acaba generando una oportuna sensación de identidad colectiva con la que simpatizar y reconocerse, precisamente en un momento vital en el que está presente más que nunca ese deseo de recuperar nuestro tan extrañado sentimiento de pertenencia.