Los catalanes Serpent publicaron su primer largo, Lluna Roja, en el 2019. Con ese ejercicio de post-hardcore autoaprendido -como ellos mismos describen su propuesta- llamaron la atención de la prensa especializada e incluso se colaron en las siempre controvertidas listas con lo mejor del año. Así, por ejemplo, consiguieron poner de acuerdo a la facción más cañera de la redacción de Mondo Sonoro y se llevaron la primera posición el apartado hardcore y punk de ese año.
Ellos, siempre tan humildes, tan del underground, negarán esto, pero eran una de las sensaciones de la temporada. Su nombre aparecía en los carteles de varios festivales del 2020 -Tsunami Xixón, Actitud Fest
- que, como el resto de grandes eventos, fueron cancelados por el maldito covid-19.
Existe un antes y después del estado de alarma decretado por el Gobierno central con todas sus derivadas para contener la pandemia. Y este supergrupo de la escena local con miembros y exmiembros de The Gundown, Cinder, Collapse, Antipatiks y A Tear To Bloom no es ajeno o impermeable a la que está cayendo. Así, se vieron obligados a cambiar sus planes de futuro inmediato por las circunstancias y lo hicieron desde la asertividad. Los cuatro se conjuraron para que esta crisis fuera una oportunidad.
Sin conciertos como los de antes a la vista la mejor opción para estos cuatro amigos de Barcelona era crear, seguir sacando temas en el local, pero para hacer algo diferente y mantener esa tensión necesaria se fijaron un objetivo bastante exigente: publicar tres EPs en el 2021.
El primero de los tres 7, grabado en EM Estudi como su largo debut, es el presente Amb la rancúnia pròpia dun lletraferit. En total, cuatro temas de punk rock evolucionado y elaborado, bien apuntalados por una base rítmica expresiva y aderezados por guitarras afiladas y disonantes. Los seminales Drive Like Jehu y los gurús Fugazi estarían orgullosos.
Llepaculs, Cròniques dun no lloc, Focs artificials y Home Caducat son cuatro temas marca de la casa sin un hilo conductor claro, sin un concepto preestablecido, sin bien tienen en común esa aproximación amarga y cruel a la realidad. Se inspiran en el lado más feo y por momentos sórdido de nuestra sociedad, en personajes infortunados y sus miserias. Anti-himnos para tiempos revueltos sin nada que celebrar.
