Lo llaman El Giorgio Moroder venezolano, en alusión al productor y experimentador de sonido que provocó la explosión de la electrónica a través de la música disco. Es Daniel Grau, una leyenda viviente de esa Venezuela experimental de los años 60 y 70, que se adelantó a su tiempo y dejó una huella profunda en la música de hoy.
Hace 50 años, como dice Alex García en Future Beats, el rock venezolano era una emulación del británico y estadounidense, pero con el cambio de década tuvo lugar la aparición de nuevas generaciones de músicos y la evolución de algunos de los que ya estaban en activo previamente. Daniel Grau simbolizó esa generación, porque supo combinar en una sola producción el rock, la electrónica, el funk, el jazz, los ritmos afrocubanos y brasileños, y el folk venezolano.
Su maestro fue, como no, Aldemaro Romero, con todo ese espíritu innovador que fue la Onda Nueva. Su primer gran éxito fue en 1974, Dejando Volar el Pensamiento, al que siguieron El Tren del Espacio, Atlantis y El León Bailarín. Sus puntos de partida fueron las cintas Ampex y su manera de enfrentar la electrónica fue desde el trabajo analógico. Pero llegados los años 80, Grau desapareció del ambiente, o al menos de los primeros puestos de la escena musical, y toda esa música con olor a western, a soundtrack, a series de televisión y a sintetizador, se convirtieron en sonidos de culto.