Que Pimp Flaco es una de las voces más carismáticas del actual pop español queda plenamente ratificado en las once canciones que componen el nuevo LP de Cupido. Allí nos encontramos con la síntesis perfecta entre los modismos trap y el abecedario pop habitual, algo que queda perfectamente ratificado en ejercicios tan medidos y vitamínicos como el chicle-rock de Almohada, canción en la que el ligero barniz autotune en la voz de Flaco se integra con la textura eléctrica de una pieza que suena a variable en modo dibujos animados de The Strokes.
Este corte es uno de los once disparos a la diana del estribillo con ventosa que ha vertebrado la banda a lo largo de estos poco más de treinta minutos de pura fibra pop. Ya sea en la emotividad a flor de piel de Un cabrón con suerte o en el deje emo-rumbero de la brillante Santa, en cada muesca, Cupido se saca de la manga otras tantas metamorfosis de sí mismo.
Finalmente, lo que aquí resplandece es una demostración urban pop donde el alud de referencias llega hasta baladones de corazón herido como La pared. No hay tregua en un recorrido dotado de una facilidad innata para mostrar highlights generacionales. Empatía de distancias cortas a través de la que Cupido se ha sacado de la manga su trabajo más redondo hasta la fecha.
