Cinta negra es una parodia tremendamente divertida sobre el mundo de la gran empresa y el ascenso social. Un croquis de cómo algunas corporaciones impulsan en su seno estructuras de secta en las que el acceso a lo más alto de la cadena de mando es sinónimo del ascenso a los cielos.
La cinta negra -o cinturón negro como se dice en España- es el máximo reconocimiento profesional al que se puede aspirar en Soluciones, una empresa moderna como la que más, que se dedica a solucionear soluciones por encargo. Toda una dedicación -un servicio en alza- en esta época de inventiva sin límite.
Los personajes que cobran vida en Cinta negra -moldeados con la arena de un mundo de despiadada competición profesional y emocional, repletos de carencias afectivas- y las situaciones en las que desarrollan sus capacidades -los métodos de trabajo de Soluciones, el taller de amaestramiento de pobres por medio del arte, etc.- tejen una historia lúcida, ágil e irónica que disecciona con gran tiento el mundo empresarial y la vida cotidiana.
Si con su primera novela -La suma de los ceros, editada por esta misma casa editorial (y por surplus); y ya traducida a francés, inglés y alemán- Eduardo Rabasa dejó claras sus grandes habilidades como escritor, Cinta negra es la prueba de que estamos ante una nueva y poderosa voz en la que si bien resuenan los clásicos (Orwell, Swift...) su visión del mundo es única.