En 2014 la artista Rokudenashiko fue arrestada en su casa por haber infringido la ley japonesa relativa a la obscenidad: habÃa puesto en marcha una campaña de crowdfunding para realizar una impresión 3D de su vulva destinada a fabricar un kayak con la forma de su propio sexo, y vio que de repente se enfrentaba a dos años de cárcel y 20.000 dólares de multa. En vez de disculparse y retirar su obra, como esperaban que hiciera, decide luchar por su libertad de expresión, demostrar que se trata de un caso de censura y de represión sexual, y publica un manga sobre su encarcelación en el que reflexiona sobre la contradictoria percepción del sexo femenino en la sociedad japonesa.