Estas páginas recopilan las derivas que cartografían la ciudad de Madrid como si existiera un Todo, como si aún fuera posible una vida plena y libre allí donde el
capital anula conciencias, cuerpos y comunidades: en el escenario falsificado del turismo y la publicidad, allí
donde nada espontáneo ni autónomo se puede hacer ni sentir. Pero renunciar al derecho a la ciudad, ¿no sería colaborar con la misma dominación? Quizás ha llegado la hora de decir no y clamar basta, y vivir la ciudad de una forma poética: es decir, antieconómica. Por ello la etnografía reencantada de Emilio Santiago se erotiza, y lo maravilloso nos introduce en la realidad desnuda sin pantallas, ni mediaciones, ni calles de dirección única.