Eva ha optado por la maternidad en un acto de amor pero siente que su marido, Kranklin, se ha apoderado de su maternidad y la está conviertiendo a ella en el mero contenedor del hijo por nacer, privándola de placeres tan apreciados por Eva como el sexo, la gimnasia o el vino. Kevin a los dieciséis años se ha convertido para su madre en un enigma.