Pop radical progresivo, polifonías marcianas circulares y explosiones de ukelele con alma punk.
Fuego de Atomizador es una colección de canciones pop atemporales que a partir de ráfagas de voz, ecos, coros, ukelele y guitarra clásica, nos hacen levantar la vista hacia la Vía Láctea y pensar en periodos temporales amplios, lejos del aburrimiento y
los bucles cotidianos y el fragor de las modas.
Precisamente esta misma tarde Fuego ha caído en las manos de W. Amadeus Mozart que tras varias escuchas ha comentado lo siguiente del disco: todas esas melodías alegres resonando en la madera de la guitarra y el ukelele me resultan muy familiares. Yo también fui una persona risueña e inocente, atormentado en ciertos momentos de mi vida por la abundancia de estímulos y la proximidad de la muerte
y el horror. Me gustaba pensar en submundos extraños pero con una inquietante semejanza al nuestro, como si la normalidad estuviera descolocada por algún elemento azarosamente subversivo. El protagonista de la flauta mágica, por ejemplo,
tiene un corazón libre y salvaje. Y pega bastantes saltos. Habría podido ser amigo de Atomizador si hubiera vivido 224 años más... Pero mi cuerpo se deshizo en pedazos un poco antes. Sin embargo, algo me inquieta en esa rabia contenida de Fuego.
Tiene algo que ver con la energía sobrante; algo está saturando el sistema eléctrico.
¿Qué está pasando en el siglo XXI? Nada que pinte muy bien, tío... (W. Amadeus Mozart coge el teléfono y llama a J.S. Bach) ¡Bach! Ese Atomizador se parece a mí. No, tío. Se parece a mí. No, a mí. Qué dices, a mí. A mí. No, a mí.
Se parece a mí. ¿Te acuerdas cuando estuvimos de vacaciones en Suiza? Sí, esos tíos cantaban con el pitch muy alto. Es porque están en el pico de una montaña y los tonos agudos facilitan que la voz cruce el valle. Tienes razón Mozart. Fuego tiene ese espíritu, el de los hombres sanos y fuertes de los montes, los amigos de los partisanos. ¿Recuerdas la Segunda Guerra Mundial, Mozart?
Retrocedemos ahora un millón de años en el tiempo, hasta 1986. Brian Wilson pone Fuego en su tocadiscos e inmediatamente se pregunta si la velocidad correcta es 33 o 45 RPM. Es difícil de decir... Parece que las dos velocidades funcionan. Brian Wilson pone la tostadora en marcha y se sienta en su butaca frente al Pacífico. Un millón de años atrás, en 1986, las ballenas pulsaban chorros de vapor de agua con una rítmica parecida a Fuego.
Grupos de punk y personajes históricos muy dispares son también evocados en Fuego, que incluye Punk Boy versión atomizadora de Helen Love, fervientes
admiradores de Joey Ramone, You Dont Love Me Yet de Roky Erickson, el artista perdido en los profundos océanos de la psicodelia o BWV 639 Ichruf zudir, Herr Jesu Christ de J. S. Bach canción para pequeño órgano que Tarkovski
llevaría hasta el planeta Solaris...
Miguel Llansó