Pablo García Díaz es un artista de voluntad inquebrantable. La honestidad está soldada a su piel. Desde su debut como Pablo Und Destruktion con Animal con parachoques (Pauken, 12) el asturiano ha ido entregando una serie de episodios discográficos a cuál más catártico que, al tiempo que agrandaban su reputación de trovador ingobernable, constituían una antología del constreñimiento que se acercaba inevitablemente hacia el abismo. Hasta ahora. Tras el Apocalipsis que supuso su anterior trabajo, Predación (17), Pablo ha decidido tomar distancia y ponerle freno a su particular escalada de violencia. Futuros valores supone una purificación, artística y espiritual, de toda esa furia de la que hacía gala.
Estamos ante un álbum minimalista que prescinde de cualquier artificio o efecto de sonido para centrarse en lo sustancial: las letras y los acordes que constituyen las canciones. Pablo Und Destruktion vuelve, por así decirlo, a su faceta más cantautoril.