Los singles previos habían provocado que las expectativas estuviesen por las nubes. Canciones como Romancero Propio, San Peter, Baby, No Soy Un XoXo o Pogo En Casa avanzaron algo grande, una propuesta inmediata, alocada, sin prejuicios, rebosante de actitud, con canciones fantásticas. Y aquí está, por fin, No hay un Dios. Con la producción indispensable de Vau Boy, una portada diseñada, al igual que los singles previos, por Laurel Cala (¿ecos de El Mago de Oz? ¿De La Historia Interminable? ¿Ochenterismo ilustrado?) y un vinilo gatefold sleeve de color amarillo, el nuevo disco de PIPIOLAS deja claro que su propuesta trasciende lo meramente musical: de formación y vocación puramente artística, sus canciones se empapan de múltiples disciplinas, enriqueciéndose con lo dramático y lo estético, con lo emocional y lo espiritual. Y no se equivoquen, aquí hay descaro, fiesta, despecho, rabia, energía, alegría y mucha mucha emoción. Porque, si no hay Dios, con algo tendremos que vivir.