De broma muy en serio; o en serio muy de coña. Parquesvr hacen del humor propio una nueva forma de rock afilado: entre el desbarre punk, la canción protesta más sarcástica, la antropología afterpunk y el teatro extremo. Los de Leganés han conseguido ubicarse en un sitio equidistante entre Cuchillo de Fuego, la Orquesta Mondragón, un monólogo de Ignatius Farray y una ópera post-punk animal.
Sus canciones, siempre con el volumen al 11/10, reivindican a Lance Armstrong, hablan de romances fallidos, rajan de los puretas y de los que lloran cada vez que muere algún cantante famoso y hasta dejan recados políticos especialmente ácidos. Como decía Rajoy: cuanto peor, mejor para todos. Mejor para Parquesvr el suyo beneficio político.