No lo tenía fácil Josele Santiago. En contra de lo que pudiera parecer. Labrarse una carrera en solitario al margen de Los Enemigos no es tarea fácil. Su particular voz, su forma de escribir, su cadencia al cantar, su manera de narrar historias estaba demasiado identificada con el nombre de su grupo como para que pudiera considerarse su carrera como algo con entidad propia. Pero lo ha conseguido. El acercamiento de su música más al perfil del cantautor ha sido la clave para ello, pero también lo ha sido el rodearse de gente más joven que aportara un nuevo punto de vista a sus canciones y su sonoridad. Así, si en el pasado lo veíamos girar con Xarim Aresté, en este "Transilvania" recurre a la producción de Raúl Fernández Refree.
Como todos los discos de Josele desde aquel debut con "Lecciones de Vértigo", es este un trabajo de canciones, por encima de todo. Y no hay más que dejar sonar los primeros acordes y escuchar las primeras palabras de ese Un Guardia Civil que abre el álbum para que esa confortable sensación de vuelta a casa, en este caso la música de Santiago, se apodere de uno. Temazos hay a cascoporro. El Bosque, que sirvió de adelanto al álbum, No Se Equivoca el Mal, Como Reír o Déjame Sufrir merecen esa consideración, aunque son solo la punta de lanza de uno de esos trabajos a los que descubres algo nuevo con cada pasada por tu equipo de música. Y lo asegura uno que ya lleva unas cuantas.