Podríamos empezar con un sin fin de frases ácidas, psicotrópicas, a veces sin sentido aparente y endulzadas al mismo tiempo, para hablar del disco que nos sienta hoy frente a la pantalla.? Estamos hablando de Pablo Cobollo y su banda más longeva, Soul Bisontes, ya que antes que esta banda lideró Los Moscardones, que sirvieron de precuela y anunciaban el nacimiento de Soul Bisontes.
Vértigo Peninsular es un disco muy cañí, desde Carabanchel, cantado íntegramente en castellano, repleto de metáforas, gruñidos y onomatopeyas, de letras concisas y con dobles sentidos. Es pura poesía y psicodelia cantada en castellano.
Hace años tuve un fotolog, como supongo que tendría mucha gente, titulado como la canción que abre este disco: El Telescopio de Jeremías. Una brillante composición llena de ritmos cardiacos, base rítmica funk y soul acompañada de unos estridentes efectos fuzz, en un riff inicial y posteriores wahwahs en la guitarra, acompañados de teclados que hacen mover el pelucón y dan paso a un vozarrón muy grave, cuasi tenor, que anuncia la vida por la que transita Jeremías en el desván de su casa tras su telescopio. ?Se suceden así un montón de canciones pop aderezadas con psicodelia no preciosista sino cargada de fuzz y sonidos de extrarradio, que la propia banda denominó como Los Sonidos de La Charca, que da título al segundo corte del largo.? A partir de ahí, una lluvia de frases inteligentes que te hacen sentar, mirar una y otra vez el arte de las portadas, donde toman claros referentes, como pueden ser Juan Gris, M.C. Escher, recuerdos al impresionismo y vanguardias pictóricas del siglo XX; leer y releer las letras de las canciones una y otra vez hasta la saciedad sin llegar a intoxicarte ni quedar cansado de ellas tras largas tardes de escuchas.? El Muchacho Violeta, T.V. Rota y llegamos al tema por excelencia del disco, El Moscardón, que te mete dentro del tema desde que comienza con esa base de bajo con reminiscencias souleras bailonas de la talla de muchas grabaciones de Tamla Motown. Presumiblemente una canción autobiográfica. De este tema se grabó un videoclip en el que mezclan paseos por el parque y por mentes de ácidos visualizadas por laberínticos mares de ojos que observan al protagonista, entrelazadas con imágenes de la banda maltratando sus instrumentos. Este videoclip obtuvo el premio al mejor video clip independiente RNE3 1993. Una auténtica joya sonora y visual que para aquellas fechas mostraba que estaban muy adelantados a su tiempo y consecuente, desde mi punto de vista, carrera infravalorada a la que fue sometida la banda durante su larga vida.